SOBRE EL RECUERDO

Šayj Al-Darqawí .


Extracto del libro de Martin Lings, Un santo del siglo XX.





»El recuerdo es la regla más grande de la religión… la ley no nos ha sido prescrita y los ritos del culto no nos han sido ordenados más que con el único fin de establecer el recuerdo de Dios.


El Profeta dijo:

"La circunvalación alrededor de la Casa Sagrada, las idas y venidas entre Safa. y Marwa 75 y el lanzamiento de los guijarros fueron ordenados tan sólo para favorecer el recuerdo de Dios" 76.

Y Dios mismo ha dicho:

"Acordaos de Dios junto al Monumento Sagrado"77.




Así sabemos que el rito consistente en detenerse allí fue ordenado con miras al recuerdo y no especialmente a causa del monumento en sí, al igual que la estación de Muna fue ordenada así mismo con miras al recuerdo y no a causa del valle, pues Él ha dicho: Acordaos de Dios durante los días prescritos 78. Además ha dicho, sobre la oración ritual: Realiza la oración en recuerdo de Mí 79 y encontrarás otros ejemplos a lo largo de todo el Libro.

En una palabra, nuestra realización de los ritos se considera ardiente o tibia según la intensidad de nuestro recuerdo de Dios mientras los realizamos. Así, cuando preguntaron al Profeta quiénes, de todos los que se esfuerzan en la vía espiritual, recibirían la mayor recompensa, respondió: “Aquellos que se hayan acordado más de Dios.” Luego, cuando le preguntaron, respecto de los que ayunan, cuáles tendrían la mayor recompensa, dijo: “Aquellos que se hayan acordado más de Dios”, y cuando se mencionaron la oración, la limosna, la peregrinación y las obras de caridad, dijo cada vez: “El más rico en recuerdo de Dios es el más rico en recompensas”.»




75 Dos rocas de La Meca (el muro de la Gran Mezquita queda cerca de Ýaf., que da su nombre a una
de las puertas) entre las cuales pasó Agar en busca de agua para sí y para Ismael. Pasar siete veces entre
estas rocas es uno de los ritos secundarios de la Peregrinación.
76 Tirmidi´, Þ, 64.
77 Corán, II, 198. Es una colina, en un lugar llamado Muzdalifa, donde los peregrinos pasan la noche
que sigue al día del Monte Arafat; cada uno reúne 49 guijarros con los cuales lapida a Satán, representado
por tres pilares de piedra en el valle de Muna (entre Arafat y La Meca), donde pasan los tres días siguientes.
78 Corán, II, 203.
79 Corán, XX, 14.



En general, puede decirse que la necesidad de un modo de adoración más concentrado además, y más allá, de la oración y la alabanza en el sentido ordinario es sentida o no lo es, y es comprendida o no lo es, según la profundidad o la superficialidad del centro del que brota la más profunda adoración de uno.
Si, como ocurre en la mayoría de los casos, este centro está más próximo a la mente, que es la facultad de análisis, una forma de oración analítica satisfará las necesidades del devoto. Pero cuanto más profundo sea este centro, más cerca estará del Corazón, que es la facultad de síntesis.
La letanía está, por así decirlo, a medio camino entre el Corazón y la cabeza. La rapidez y el ritmo con que se repiten estas fórmulas les confieren una cualidad sintética, aunque en sí mismas casi siempre expresan un pensamiento analítico.
Más allá de la letanía, se sitúa la invocación en el sentido de la palabra Dhikr.
Es un grito que brota del corazón, o de la proximidad del Corazón y ningún «ropaje» se adecua más perfectamente a ese grito que un Nombre Divino aislado.


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