LAS EXHORTACIONES DE SHEIJ ABDUL QADER YILANI. Exortación 5.




El mundo es sabiduría y acción; la trascendencia es poder. El mundo ha sido erigido sobre el saber, mientras que la trascendencia tiene su cimiento en la fuerza. En la casa del conocimiento no dejes de actuar; y no seas incapaz ni impotente en la casa de la energía. En la casa de la sabiduría otra según la ciencia y olvida el destino y todo lo que se reacione con él. Y en el mundo de la trascendencia, entrégate sin reparos a tu Destino, abandónate a tu Señor. Que en el mundo de tu acción no te justifique el destino: esa es la excusa del perezoso. Y no trasciendas con prejuicios: ese es el estigma del ignorante. Sé en cada casa según su exigencia y no seas de los que no sben. En tu mundo, sé rey y sultán; en el Mundo de Allah, sé lo que eres en realidad, sé según tu propia verdad. No encuentre tu corazón sosiego en el mundo, ni en lo que te ofrece: la calma no es el signo de los fenómenos. Si te dejas conducir por el mundo como un muerto, no encontrarás nada. Toma del mundo tu parte, pero entrega tu corazón a la Verdad de lo creado. Aquiétate tan sólo ante las puertas de Allah, y espera a que sus embajadores griten el "adhán" [llamado a la oración] que anuncie tu momento, aquél en el que puedas acceder a la Presencia del Uno, del Señor de los mundos; entonces, agudiza el oído de tu corazón, pues en un momento se te revalará el secreto, y desde tu corazón pacificarás todos tus esfuerzos, y harás descansar a tu cuerpo fatigado.
Que tu descanso no sea muerte, si no el haber alcanzado el significado de las cosas: que tu corazón esté siempre a solas con tu Señor y no irrumpan en tu soledad ni tus riquezas ni tus hijos. Llegará hasta ti un momento en el que para tu corazón la creación aún no haya sido creada, y entonces dejarás de contemplarlo todo como algo añadido a la realidad del Uno, como si tu Señor no hubiera creado nada fuera de Él, integrado todo en su Unidad Verdadera. Será el instante de tu dicha, aquél en el que todo es reunido: contémplalo entonces con Su Ojo, y óyelo con Su Oído, que sólo Él actúe. Sé como las ramas de un árbol, Él es tu tronco; o como una hoja, Él es tu rama. Entonces no sabrás nada, ni oirás nada; Él te habrá plegado. Sólo Él sabrá, verá y oirá. Y cuando Él quiera, volverá a desplegarte.
El Qáwm, los selectos de entre los musulmanes, son guardianes de corazones y secretos: están siempre atentos al Verdadero obrando para Él. ¿Y tú pretendes formar parte de su número? Nada sabes del Qáwm, nada sabes de las ciencias del Núcleo, nada sabes de los susurros de la Intimidad. Pronto habrás de morir, ¡ tras la muerte te vendrá el arrepentimiento!
La elocuencia de las lenguas te ha hechizado, pero tú eres mudo. Elocuencia es la del corazón: llora por ti mismo mil veces antes de hacerlo una sola vez por alguna otra cosa. Tu corazón está muerto: No verías al Qáwm ni aunque los tuvieras delante de ti; sin saberlo has vuelto la espalda a los Awliyá [Santos], has cubierto tu mirada con un espeso velo. El sabio estaba mudo y Allah le dio la palabra: con ella Allah cura corazones; si no fuera así, ojalá volviera a enmudecer.
Os invito a la muete roja, a la que sigue a la batalla sangrienta. Os invito a la muerte de los que se combaten a sí mismos hasta causarse la muerte. Ese es al Yihad [Literalmente: esfuerzo]: si no morís de vuestra la muerte, ¿cómo podréis estar vivos alguna vez? Morid de vosotros, morid de vuestro mundo, abandonadlo todo sin dejar nada, forjaos en la lucha verdadera del que busca al Verdadero, haced ese sangriento recorrido y no desesperéis. Allah mismo cambia contínuamente: "Cada instante, Él está en un asunto distinto".
Invocadle con vuestros corazones poderosos, no con las lenguas.

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