El Libro de la Sabiduría
(KITAB AL-HIKAM)
Ahmad Ibn Ata'llah
Célebre colección de aforismos de uno de los grandes maestros del sufismo en el que se desvelan las claves más sutiles del conocimiento de Allah. Una guía óptima para los caminantes del sendero espiritual.
CAPITULO I
1 Señal de que contamos con la acción es que amengüe la esperanza cuando hay caída.
2 Desear la pobreza cuando Allah te impone que uses las riquezas es búsqueda de ti mismo, disfrazada. Pero careces de altas ambiciones si deseas usar las riquezas cuando Allah te impone la pobreza.
3 La muralla de las decisiones divinas: no la atraviesa ninguna fuerza síquica.
4 Tira el lastre de gobernarte a ti mismo: lo que otro hace por ti no tienes que hacerlo tú.
5 Tus afanes por alcanzar lo que tienes garantizado y tus descuidos al realizar lo que se pide de ti: pruebas de que las tinieblas te velan el ojo del corazón.
6 Cuida de no desesperarte si, pese a tus apremiantes súplicas, tarda Allah en otorgarte Su favor. Cierto es que te lo ha prometido, pero el que El elija para ti y no el que tu elijas para ti mismo. Y en el tiempo que El prefiera, no en el que te hubiera gustado a ti.
7 De Su promesa no dudes si lo prometido no llega ni aunque tuviera señalado plazo fijo: dañarías al ojo de tu corazón y empañarías el brillo de tu conciencia.
8 Si Allah te abre una senda al conocimiento ¿qué importa que tus obras sean mínimas? La senda, sólo la ha abierto para darse a conocer por ti. ¿Acaso ignoras que el conocimiento es Su don y las obras tu ofrenda? ¿Qué medida común puede existir entre lo que El te da y las ofrendas que tú Le haces?
9 Muchas y diferentes son las obras, como variado es en sus formas el advenimiento de los estados de Unión.
10 Las obras son formas fijadas: en ellas penetra la vida por el secreto de la intención pura.
2 Desear la pobreza cuando Allah te impone que uses las riquezas es búsqueda de ti mismo, disfrazada. Pero careces de altas ambiciones si deseas usar las riquezas cuando Allah te impone la pobreza.
3 La muralla de las decisiones divinas: no la atraviesa ninguna fuerza síquica.
4 Tira el lastre de gobernarte a ti mismo: lo que otro hace por ti no tienes que hacerlo tú.
5 Tus afanes por alcanzar lo que tienes garantizado y tus descuidos al realizar lo que se pide de ti: pruebas de que las tinieblas te velan el ojo del corazón.
6 Cuida de no desesperarte si, pese a tus apremiantes súplicas, tarda Allah en otorgarte Su favor. Cierto es que te lo ha prometido, pero el que El elija para ti y no el que tu elijas para ti mismo. Y en el tiempo que El prefiera, no en el que te hubiera gustado a ti.
7 De Su promesa no dudes si lo prometido no llega ni aunque tuviera señalado plazo fijo: dañarías al ojo de tu corazón y empañarías el brillo de tu conciencia.
8 Si Allah te abre una senda al conocimiento ¿qué importa que tus obras sean mínimas? La senda, sólo la ha abierto para darse a conocer por ti. ¿Acaso ignoras que el conocimiento es Su don y las obras tu ofrenda? ¿Qué medida común puede existir entre lo que El te da y las ofrendas que tú Le haces?
9 Muchas y diferentes son las obras, como variado es en sus formas el advenimiento de los estados de Unión.
10 Las obras son formas fijadas: en ellas penetra la vida por el secreto de la intención pura.
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