Extraído de AYYUHAL WALAD, por Imam al-Ghazali
Ahora os explicaré lo que es necesario para auellos que escogen viajar por el camino de la Verdad (siratul Mustaqim). Sabed que es esencial para vosotros que os apeguéis a un Guía y Maestro Espiritual quien, a través de sus enseñanzas espirituales, os purifique de las malas tendencias, reemplazándolas por nobleza de carácter. Y la definición de esta “educación espiritual” puede compararse a la del (agricultor) que quita las espinas y arranca las malas hierbas de las plantas jóvenes, de manera que puedan crecer en perfección. Es necesario para el viajero (salik) unirse a un maestro espiritual, que lo guíe e instruya en su viaje hacia Allah el Más Alto, porque Allah Mismo envió a Sus adoradores un Profeta que los guiara en Su camino. El Profeta, a su vez, ha dejado tras de sí a aquellos que actúan como sus sucesores, y que guían al camino de Allah. La condición necesaria, que cualifica al guía para actuar como el vicerregente del Profeta, es que tiene que estar profundamente instruido, aunque esta condición no es suficiente, porque no todo hombre educado está cualificado por este aprendizaje para ser un sucesor del Profeta.
Ahora os voy a explicar de manera general los signos por los que podéis reconocer un guía verdadero, para que no sea posible para cualquiera reclamar este puesto. Decimos: El que renuncia al amor por el mundo y al deseo de rango; y aquel que sigue a un guía iluminado, cuya cadena espiritual se extiende en secuencia ininterrumpida hasta Muhammad, el Señor de los Mensajeros (que la paz y las bendiciones de Allah estén sobre él); y aquel que es excelente en refinarse a sí mismo observando modestia en el comer, el hablar y el dormir, y por la mucha oración, limosna y ayuno; y aquel quien, en imitación de un guía iluminado, hace de la virtud su modo de vida –entre éstas se cuentan la paciencia, la oración, (...) la alabanza, el contar con Allah, la certitud del conocimiento, la generosidad, el contentamiento, la paz interior, la clemencia, la humildad, el conocimiento, la veracidad, la modestia, la fiabilidad, la sobriedad, la tranquilidad y la perseverancia. Quien cumple con estos requisitos puede ser considerado una luz de las luces del Profeta, y merecedor de ser imitado.
De todas formas, estas personas son difíciles de encontrar y, si se encuentran, son más poderosos que el azufre rojo (al-kibrit al-ahmar).
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