HISTORIAS DE RUMI.


Un hombre virtuoso dijo a su amigo, que estaba sordo:

“Tu vecino está enfermo”.

Y el amigo pensó: "Siendo yo sordo,¿cómo voy a entender lo que me diga mi vecino enfermo,sobre todo si, enfermo, ha perdido la voz?...pero tengo obligación de visitarle, no tengo más remedio."


Cuando mueva sus labios, yo trataré de adivinarlos sentimientos que él trata de expresar. Cuando yo le pregunte:

-“¿Cómo estás, querido amigo?”, él me dirá: “Muy bien” o “Me encuentro mejor”.

Y yo contestaré: “Gracias a Dios… ¿Qué has comido hoy?”

“Algo de sopa –me dirá- y un caldo de habichuelas”.

“¡Buen provecho! –le diré yo-, y ¿quién te está tratando?”

Y él dirá: “Pues un médico, sí, es fulano de tal”,

Y yo diré: “Si él llega, será una bendición,si él te viene a sanar, todo irá bien.Yo mismo he comprobado su habilidad y destreza;todo lo que ha intentado, lo ha logrado con éxito” ».


Así fue maquinando en su cabeza el posible diálogo y fue a ver al amigo que se encontraba enfermo, acostado en su lecho.


-“¿Cómo estás?”

–“Medio muerto”

–“¡Gracias, gracias a Dios!”

Entonces, el amigo se enfadó, sorprendido, pensando:“¿Qué gratitud es ésa? ¿Acaso él me odia?”

¡El sordo había errado en sus suposiciones!

Después preguntó el sordo: “¿Qué has tomado?”

–“¡Veneno!”,

“¡Buen provecho!”. (El hombre enfermo había llegado al colmo).

El sordo preguntó: “Dime, ¿qué médico va a venir a ponerte el tratamiento?”

Y replicó el enfermo: “¡El Ángel de la Muerte, Azrael, así que vete ya!”

Y dijo el sordo: “¡Alégrate, pues su llegada es una bendición!”,

Y se marchó pensando:“¡Gracias, gracias a Dios! He hecho una obra buena.”

No hay comentarios: