LA DOCTRINA DE LA UNICIDAD DE SHEIJ AL ALAWI




Extracto de citas y comentarios sobre la doctrina de la Unicidad del Ser del sheij Al Alawi.
Por Marting Lings.
 
 
El Shayj Ahmad al Alawi hace el siguiente comentario en su obra Al‑Minah al‑Quddusiyya, comentario de Al‑Murshid al‑Mu’în de Ibn ‘Âshir:

«Ve, pues, oh siervo, lo que te pertenece a ti, pues, si tú te cualificaras con alguna de estas cualidades, estarías en conflicto con tu Señor.
A Al-lâh pertenece la prerrogativa del Ser, y el Ser es el verdadero Sí Mismo de Aquel que es. Es el Ser Absoluto que no se puede limitar ni medir, ni poner de lado. No puede existir otro ser al lado de este Ser, en virtud de Su Infinitud, de la Fuerza de Su Manifestación y de la Inmensidad de Su Luz. Debes saber que este Ser no tolera ninguna negación en el ojo interior de los Gnósticos, como tampoco los objetos sensibles toleran ninguna negación en la visión de los que están velados (por la ignorancia). E incluso la evidencia de la verdad espiritual es para el Intelecto más fuerte y más directa que la evidencia del objeto sensible para los sentidos. Así, la Manifestación del Ser Absoluto se impone a la percepción del Sufí de tal forma que éste se halla completamente sumergido en su realización del Infinito. Si recorre el vasto Sin Principio no descubre ningún punto de partida, y si se vuelve hacia el Sin‑Fin, no encuentra ni límite, ni finalidad. Se sumerge en las profundidades del Misterio más secreto y no encuentra salida, y se eleva a través de la jerarquía de la Manifestación Exterior y no halla escape, de modo que, en su perplejidad, implora un refugio. Entonces, las Verdades de los Nombres y de las Cualidades se dirigen a él, diciéndole: "¿Acaso tratas de limitar la Esencia? ¿Querías atribuirle dimensiones? Estás en una estación que conlleva el conocimiento de los Secretos de los Nombres y de las Cualidades. ¿Qué tienes que ver con las cosas creadas?" Y entonces se abandona el Ser y ve que no hay, fuera de Él, ni nada ni ser».

» No sirve de nada afirmar Su Trascendencia con la lengua mientras en el corazón se afirma Su semejanza con otras cosas. Si estás velado, aunque parezca que afirmas Su Trascendencia, afirmas de hecho Su Semejanza con algo que es otro que Él por tu incapacidad de concebir la Verdad de Su Trascendencia, mientras que, si Lo conoces, aunque parezca que Lo comparas con otros, afirmas de hecho Su Trascendencia por la total anulación de tu ser en Su Ser. En una palabra, la afirmación de Su Semejanza por parte del Pueblo trasciende la afirmación de Su Trascendencia por parte de la mayoría.

» El conjunto del Pueblo de Allah puede ser dividido en tres grupos. El primero es el grupo de aquellos que ven que no hay ningún agente salvo Al-lâh, realizando así la Unidad en los Actos por medio de la percepción intelectual directa y no meramente por medio de la creencia, pues ven el único Agente a través de la multiplicidad de los actos. El segundo es el grupo de los que realizan la Unidad en las Cualidades, es decir, que nadie tiene oído, vista, vida, habla, poder, voluntad, conocimiento, salvo Al-lâh. El tercero es el grupo de los que realizan la Unidad en la Esencia y que están velados respecto de todo lo demás porque la infinitud de la esencia les ha sido revelada, de modo que no queda lugar para la apariencia dé ninguna cosa creada. Ellos dicen: "En verdad, no hay nada más que Al-lâh", pues lo han perdido todo salvo a Él. Éstos son los esencialistas y los Gnósticos unificadores, todos los demás están velados y no están atentos; no han gustado el sabor de la Unidad ni sentido el perfume de la Singularidad, sino que tan sólo han oído hablar de esta doctrina y creen adherirse a ella porque ha llegado a sus oídos. En realidad, están lejos de la Verdad y separados de Ella.

En su enseñanza oral, el Shayj acostumbraba a parafrasear como sigue las fórmulas del Shayj Al‑Bûzîdî sobre estas verdades:

« El Infinito o el Mundo de lo Absoluto, que concebimos como exterior a nosotros, es, por el contrario, universal y existe dentro de nosotros así como fuera. Sólo hay Un Mundo, y es Él. Lo que vemos como el mundo sensible, el mundo finito del tiempo y del espacio, no es más que una conglomeración de velos que ocultan el Mundo Real. Estos velos son nuestros propios sentidos, nuestros ojos son los velos de la Verdadera Visión, nuestros oídos son los velos de la verdadera Audición, y lo mismo ocurre con los demás sentidos. Para poder tomar consciencia de la existencia del Mundo Real es necesario apartar los velos de los sentidos... ¿Qué queda entonces del hombre? Queda un débil destello que se le revela como la lucidez de su consciencia... Hay una perfecta continuidad entre este destello y la Gran Luz del Mundo Infinito, y, cuando esta continuidad ha sido captada, nuestra consciencia puede (por medio de la oración) tomar impulso y desplegarse por así decirlo en el Infinito y no ser más que Uno con Él, de modo que el hombre llega a ver que sólo es el Infinito y que él, la consciencia humana, existe solamente como un velo. Una vez que este estado se ha realizado, todas las luces de la Vida Infinita pueden penetrar en el alma del Sufí y hacerle participar en la Vida Divina, de modo que tiene derecho a exclamar: "Yo soy Al-lâh". La invocación del nombre Al-lâh es como un intermediario que va y viene entre las vislumbres de la consciencia y los esplendores deslumbrantes del Infinito, afirmando la continuidad existente entre ellos, entrelazándolos en una relación cada vez más íntima, hasta que "se funden en la identidad"».


El Shayj hace algunos comentarios detallados sobre los opuestos de las Cualidades Divinas, que Ibn ‘Âshir enumera afirmando que son imposibles en lo que concierne a Al-lâh. A continuación algunas citas de lo que dice acerca de la nada, la extinción, la muerte, la sordez, la mudez y la ceguera:



« Aquí habla de lo que es imposible respecto de Al-lâh e inevitable para el siervo, y por "siervo" el Pueblo entiende el mundo, desde su cenit bajó el Trono hasta su nadir en los confines inferiores de la creación; es decir, todo cuanto ha entrado en la existencia a la palabra "¡Sé!", todo lo que es "otro". Así pues, toma consciencia, hermano, de tus propios atributos y mira con el ojo del Corazón el comienzo de tu existencia, cuando surgió de la nada, pues, cuando verdaderamente habrás tomado consciencia de tus atributos, Él te enriquecerá con los Suyos.



» Uno de tus atributos es la pura nada, que te pertenece, así como al mundo en su totalidad. Si tú reconoces tu nada, Él te enriquecerá con su Ser....



» La extinción también es uno de tus atributos. Tú ya estás extinto, hermano, antes de que te extingas y no eres nada, antes incluso de ser aniquilado. Eres una ilusión en una ilusión y una nada en una nada. ¿Cuándo has tenido la Existencia para que puedas extinguirte? Tú eres como un espejismo en el desierto: el hombre sediento cree que es agua, hasta que, llegado allá, no encuentra nada; pero en su lugar encuentra a Al-lâh (Corán, XXIV, 39). Igualmente, si te examinaras a ti mismo encontrarías que este "ti" no es nada, y allí encontrarías a Al-lâh, es decir, que encontrarías a Al-lâh en vez de encontrarte a ti mismo y no quedaría de ti más que un nombre sin forma. El Ser en sí pertenece a Al-lâh, no a ti; si llegaras a captar esta verdad y a comprender lo que es Al-lâh despojándote de todo lo que no es tuyo, descubrirías que eres como el corazón de una cebolla. Si la pelas, quitas la primera piel, luego la segunda, la tercera, y así sucesivamente hasta que ya no queda nada de la cebolla. Así es el siervo con respecto al Ser de la Verdad.



» Se dice que Râbi’a al-‘Adawiyya encontró a un Gnóstico y le preguntó sobre su estado, y él respondió: "He caminado por el camino de la obediencia y no he pecado desde que Al-lâh me creó", oyendo lo cual ella dijo: "Ay, hijo mío, tu existencia es un pecado al que ningún otro puede compararse."



» Camina, pues, hermano, por el camino de los que realizan la Unidad y afirman que el Ser no pertenece a nadie más que a Al-lâh, pues, si alguno de entre el Pueblo se atribuye el Ser a sí mismo, es culpable de idolatría. Sin embargo, la mayoría no puede evitar afirmar la existencia de lo que es otro que Al-lâh, aunque al hacerlo afirma todos los males.



» La vida no es uno de tus atributos, pues tú estás muerto bajo la apariencia de la vida, como un poseso que pretende ser alguien que no es. Pero si te llevaran ante tu Señor, con el cuerpo yacente como el de tu padre Adán, Él te insuflaría Su Espíritu y te crearía a Su Imagen; entonces, habiendo realizado tu estado de muerte, podrías decir sin error: "Estoy vivo", mientras que antes, al atribuirte la vida y al darte una existencia independiente, estabas en conflicto con tu Señor.



» Otro atributo del siervo es la sordez. Tú eres sordo ahora, oh siervo y, el Oído no pertenece a tu naturaleza. Al-lâh es El que Oye, y es porque te atribuyes esta facultad a ti mismo, por lo que eres sordo. Aunque tienes orejas, no oyes. Si pudieras oír, oirías la Palabra de Al-lâh en todo momento y en toda circunstancia, pues Él nunca ha cesado de hablar. Pero, ¿qué oyes tú de esta Palabra y qué entiendes de este Discurso? Tú eres sordo y te encuentras todavía en lo más hondo de la nada. Pero si accedieras al Ser, oirías entonces la Palabra del Universalmente Adorado, y si pudieras oírla, podrías responder. Sin embargo, ¿cómo podrías responder, si la mudez es una de tus cualidades? ¿Cómo puedes pretender que posees el Habla, que es uno de los Atributos de tu Señor? Si verdaderamente fueras capaz de hablar, servirías para maestro, pero nadie viene a sentarse a los pies de un mudo. Si tomaras consciencia de tu mudez, Él te enriquecería con Su Habla, llegarías a hablar con el Habla de Al-lâh y conversarías con Él, de manera que tu oído sería el Oído de Al-lâh y todo lo que oirías vendría enteramente de Al-lâh.

» La ceguera, oh siervo, es otro de tus atributos. Si pudieras ver, contemplarías Su Nombre El Exteriormente Manifiesto, pero ahora no ves más que apariencias. ¿Dónde está tu visión de la Manifestación de la Verdad, cuando otras cosas que Él son más evidentes a tus ojos? ¡Lejos de Él el que pueda haber algún velo sobre Su Manifestación! [Para la Tradición a la que aquí se hace referencia, véase Muslim, Da’wât, 16; Tirmidî, Da’wât, 19.]. Ocurre tan sólo que la ceguera, tu atributo, te ha vencido y te has vuelto ciego aunque tengas ojos; todo por atribuirte la Vista a ti mismo. Pero si tomas consciencia de tu ceguera y tratas de acercarte a Él mediante actos tales que Su Buena Voluntad los acepte, entonces Él será tu Oído y tu Vista, y cuando Él sea tu Oído y tu Vista, no oirás más que a Él y no verás más que a Él, pues Lo verás con Su Vista y Lo oirás con Su Oído.

» Considera bien tu atributo de ceguera y medita sobre la sabiduría que reside en el atribuírtela a ti; entonces aparecerán sobre ti los rayos de la Visión. Entonces oirás lo que no oías y verás lo que no veías, pero esto no es posible más que por el conocimiento de ti mismo y por la meditación sobre la nada que es tuya con pleno derecho.

» Es Al-lâh quien ha manifestado las cosas por Su Propia Manifestación en ellas, como lo ha dicho precisamente un Gnóstico [se refiere a Abd al‑Karim al-Yîlî en su obra Al‑Insân al‑Kâmîl]:

Tú Te manifestaste a Ti mismo en las cosas cuando las creaste
y he aquí que en ellas los velos son apartados de Tu Faz,
Tú formaste al hombre con una parte de Tu Propio Sí,
y él no está unido a Ti ni separado de Ti.

» No cuentes a este mundo como una cosa y no creas que posee eternidad alguna con respecto a la Divina Presencia o que Le sea ajeno, pues no es más que una de Sus Manifestaciones, uno de Sus Secretos, una de Sus Luces. Al-lâh es la Luz de los Cielos y de la tierra» (Cf. Corán, XXIV, 35).



En otro lugar, dice:

«Es Su Voluntad que tú Le conozcas en lo que Él quiere, no en lo que tú quieres; ve, pues, como Él va y no trates de mostrar el camino. Si Lo conocieras en la Esencia, no Lo negarías en las manifestaciones de Esta. Su Voluntad es que Lo conozcas de verdad y no solamente de oídas.



» El Exteriormente Manifiesto no está velado sino por la intensidad de las manifestaciones; así pues, está presente con Él y no velado de Él por lo que no tiene ser fuera de Él. No te pares en la Ilusión de las formas y no prestes atención a la apariencia exterior de los receptáculos.



» No Lo conozcas solamente en Su Belleza, negando lo que te viene de Su Majestad (1), más bien adquiere una profunda ciencia en todos los estados y considéralo como conviene en los opuestos. No Lo conozcas sólo en la expansión, negándolo en la contracción, ni Lo conozcas tan sólo cuando concede, negándolo cuando retiene, pues un conocimiento así sólo es superficial. No es un conocimiento nacido de la realización».




Más adelante ilustra estas observaciones a propósito del simbolismo del Peregrinaje. Después de afirmar que la circunvalación alrededor de la Ka’ba significa la sumersión en la Presencia de la Unidad, dice que Safâ y Marwa, representan, respectivamente, la Belleza y la Majestad.



« Las idas y venidas de los Gnósticos entre estas dos estaciones son como el balanceo del niño en la cuna. Es la Mano de la Solicitud Divina quien los mueve de aquí para allá y los protege en los dos estados, de modo que no sufren por ello ninguna prueba, puesto que ya han sido sumergidos, en virtud de su circunvalación, en la Presencia de la Unidad y han llegado a ser como una parte de Ella. Y así, ni la Majestad ni la Belleza les afectan interiormente, pues están ya en el interior de Ellas, mientras que. para cualquiera que no sea ellos cada una de Ellas es una prueba. Os probamos por el mal y por el bien (Cf. Corán, XXI, 35). Para el Gnóstico, la Majestad Divina no es otra que la Belleza Divina y por ello se deleita en ambas a la vez. Nuestro Shayj, Sidi Muhammad Al-Bûzîdî, decía a menudo en momentos de sufrimiento: "Mi Majestad es Una con Mi Belleza", y entonces se le veía todavía más radiante de felicidad y con una mayor superabundancia de sabiduría que cuando se hallaba en una fase de Belleza. Un día sufrió una crisis tal que una de sus piernas y uno de sus brazos quedaron paralizados, y cuando llegamos a su lado, llenos de tristeza, las primeras palabras que nos dirigió fueron las siguientes:



"Desde que entré en la Vía, no he encontrado una expresión de la Verdad más elocuente que ésta: he dormido parte de esta noche bendita, y, al despertarme, he tocado mi brazo paralizado con la mano del que puedo mover; creía que no era yo mismo, pues mi brazo sin vida no sentía mi contacto. Lo tomé, pues, por un cuerpo extraño y llamé a la gente de la casa para que me encendieran una luz, diciendo: "Hay una serpiente a mi lado. La he cogido." Y cuando han encendido la luz, he visto que la mano de uno de mis brazos apretaba al otro, y no había ninguna serpiente junto a mí, ni en realidad nada que no fuera yo mismo, por lo que dije: "¡Gloria a Al-lâh! Éste es un ejemplo de la ilusión que se le presenta al buscador antes de haber alcanzado la Gnosis." Ve, pues, hermano, la condición del Pueblo, y cómo se deleita en la Majestad de Al-lâh porque están con Él en todo momento y no con las manifestaciones de Majestad o de Belleza y contemplan la expansión y la contracción igual que contemplan la noche y el día (Hemos hecho de la noche un velo y hemos hecho el día para la vida) (Cf. Corán 1 , LXXVIII, 10‑11), dos fases que son necesarias para la forma corporal, siendo la contracción el atributo de la carne y la expansión la del Espíritu. Al-lâh es el que contrae y el que expande (Cf. Corán, 11, 245). Pero, por el hecho de que el Gnóstico está con Aquel que contrae y no en la contracción misma, y con Aquel que expande y no con la expansión misma, es activo más bien que pasivo y está como si nada te hubiera ocurrido. Está, pues, con Al-lâh, oh tú que buscas y todo estará contigo, sometido a tus órdenes. Incluso aquello que para otros sería el fuego del Infierno se convertirá para ti en un Paraíso, ya que la Mano de Misericordia, de Gracia y de Solicitud te mece de acá para allá, cuidando de que no conozcas ningún sufrimiento y de que no te falte nada. Deja que la Estación te busque: no la busques tú (* 2), puesto que ella fue creada para ti, no tú para ella. Permanece vuelto hacia Al-lâh, acogiendo con satisfacción todo cuanto te viene de Él. No te preocupes de nada, por el contrario, deja que todo se ocupe de ti; por tu parte, ocúpate en proclamar el Infinito diciendo No hay más Al-lâh que Al-lâh, completamente liberado así de todas las cosas, hasta que llegues a ser el mismo en uno o en otro estado y estés en Safâ como estás en Marwa. Que la Perfección (Kamál), que es Beatitud a la vez en la Majestad y en la Belleza sea tu atributo».




SIMBÓLICA DE LA PLEGARIA, EXPRESIÓN DE UNA GRATITUD.


Faouzi Skali es antropólogo y director del Festival de Fez de Músicas tradicionales del Mundo.



Los sufíes han meditado mucho sobre el hadith qudsi según el cual Dios ha dicho: "Yo era un tesoro escondido, he querido ser conocido y entonces Yo creé el mundo". Se trata de la plegaria, de la aspiración de Dios de ser conocido, aspiración que va a constituir, desde el punto de vista de los sufíes, la finalidad misma de la creación. El Corán dice: "Yo no he creado a los jinns y a los hombres sino para que me adoren" (LII, 56), es decir, para que conozcan lo Divino.


En el islam la plegaria ritual tiene un lugar central en tanto que modalidad de adoración, es decir, desde el punto de vista más interior, el del conocimiento. El término que en árabe se traduce generalmente por plegaria es sâlat. El Corán lo emplea tanto para designar el oficio cumplido por el musulmán cinco veces al día, como para evocar la plegaria divina por la cual Dios...

Es Aquel que ruega sobre vosotros así como Sus ángeles, para sacaros de las tinieblas a la Luz
( Corán XXXIII, 43)

Para los sufíes, este pasaje "de las tinieblas a la Luz" designa el proceso de un conocimiento por el cual el orante es llevado a realizar, mediante su propia plegaria, el voto y la aspiración de lo divino a ser conocido. El conocimiento constituye, pues, el punto de unión último entre la aspiración divina y la aspiración humana, entre la plegaria de Dios y la plegaria del hombre.

Sin embargo, lo Divino en Sí no podrá ser nunca alcanzado, porque Él es El Absoluto, El Incondicionado y por ello mismo está más allá de todo conocimiento. Para Ibn Arabi son cognoscibles los Arquetipos o Nombres Divinos, cualificaciones o determinaciones múltiples de la Unidad divina (al-ahadiyya), la cual permanece mas allá de toda determinación. Estos arquetipos son los principios o esencias de todos los seres, poseyendo cada uno de ellos una relación privilegiada con uno de esos arquetipos por el hecho de que constituyen justamente su naturaleza mas profunda, su Señor personal del que depende en tanto que vasallo. La plegaria de cada ser no es entonces otra cosa que la aspiración del alma a reunirse con su Principio Divino. Ella lo reune en la medida donde ella lo manifiesta, donde El se descubre a ella en la cima de esta aspiración interior. Es este doble movimiento que fundamenta la parábola, a menudo evocada por los místicos, del alma cómo "madre de su padre", o como dice Sohrawardi dirigiéndose a su naturaleza profunda: "Tu eres el Espíritu que me hizo nacer y Tú el Niño de mis pensamientos". Cada ser tiene una predisposición esencial a reunirse con su Principio, a conocer la "forma" de lo divino que él puede concebir, pero eso no es plenamente realizado mas que por aquellos que han alcanzado los altos grados de santidad.

La plegaria cósmica

Todos los seres que tienen una conciencia espontánea de ser conformes a su naturaleza profunda están por ello mismo en oración :

¿No ves que es a Dios a quien alaban quienes están en los cielos y en la tierra, y también las aves con las alas desplegadas? Ciertamente, cada uno sabe cómo orar y cómo alabarle.
(Corán XXIV, 41)

... y también:

¿No ves que se prosternan ante Dios todos aquellos que están en los cielos y en la tierra, así como el Sol y la luna, y las estrellas, y las montañas, y los árboles, y los animales, así como muchas gentes?
(Corán XXII, 18)

El hombre posee en su estado natural esta conformidad, que pierde progresivamente y no la encuentra conscientemente más que a través de los rituales, que son una representación simbólica y sintética de los diferentes modos de oración o de celebración de todos los seres. Cuando se habla de representación simbólica, no hay que entender por ello una mera reproducción o imitación en la plegaria ritual, de las diferentes actitudes de estos seres, sino más bien, una representación figurativa de los modos de alabanza y conocimientos espirituales que les son propios. Es según este modo de expresión simbólica que la aleya citada anteriormente puede evocar las actitudes corporales de la plegaria, que son la posición de pie (qyam, los hombres, las montañas), la inclinación profunda (rukú, aquí los animales) y la prosternación (sujud, los árboles cuyas raíces se desarrollan en profundidad).

Esta concepción del ritual como representación sintética de los diferentes modos de celebración cósmica, reúne a la del hombre en tanto que microcosmos. Para Ibn ´Arabi, las facultades espirituales del hombre son, en el nivel microcósmico, el equivalente de los diferentes grados angelicales o inteligencias universales y, los unos como los otros, tienen unas modalidades de plegaria y de conocimiento que les son propias.

De hecho, en el islam, todos los ritos tienen sus prototipos celestes, cósmicos, ligando cada gesto a una forma de celebración propia del mundo espiritual. Estos rituales simbolizan una visión según la cual todo ser, por su fidelidad (consciente o inconsciente) a su propia naturaleza, está necesariamente integrado a un orden universal, a una alabanza cósmica. Esta integración está particularmente ilustrada, para los seres que se encuentran en la superficie de la tierra, por el juego del despliegue y repliegue involuntarios de su propia sombra, que es la expresión, a su nivel, de un movimiento ritual:

Y ante Allah se postran voluntariamente o contra su voluntad, cuantos están en los cielos y en la tierra, y también sus sombras las mañanas y las tardes.
(Corán XIII,15)

Las horas de la plegaria ritual no son entonces fijas sino ligadas al movimiento solar. El movimiento rotatorio del tiempo ritual tiene por efecto tomar consciencia que cada nueva plegaria es, para nosotros, un esfuerzo para "realizar" un momento de "parada", una abertura en el ciclo del devenir, una entrada en el eterno presente.

La desacralización que representa la mayor parte del mundo contemporáneo, ¿no es debida precisamente a la pérdida, para la mayor parte de los hombres de hoy en día, de esos momentos privilegiados donde uno entra en relación esencial consigo mismo, y al desconocimiento de las vías que llevan al alma allí donde ella toma consciencia de su origen y reconoce la fuente de su ser?. Esta desacralización va acompañada de una incapacidad para detenerse, de suspender todo para volverse hacia uno mismo; para aprender a "morir" al mundo y abrirse así a una nueva dimensión de la vida:

Tu haces que la noche entre en el día y Tu haces que el día entre en la noche. Tu haces salir la vida del seno de la muerte y la muerte del seno de la vida; y Tu colmas a quien Tu quieres sin contar…
( Corán, III, 27 )

Es ésta relación con el mundo en tanto que conjunto de signos que remiten a Dios, fuente de creación y de poder, lo que hace aceptar al musulmán la fatalidad del destino y no, como a veces se dice, la fatalidad de la historia que me parece ser, más bien, una actitud propia del hombre moderno (fatalidad de "progreso", de la producción, de la nuclearización etc...).

La ascensión nocturna

En su conjunto, los gestos de la plegaria ritual fueron, según la tradición, revelados al Profeta Muhammad por el Arcángel Gabriel, que oró delante de él después de haber hecho brotar de sus pies una fuente con la cual hizo sus abluciones. La institución de la plegaria ritual es el único, entre los cinco "pilares" o arcanos del Islam, en ser revelado al Profeta del islam, y transmitido por él a su comunidad, después del viaje nocturno (isra') seguido de la ascensión nocturna (mi'raj) que debió llevarlo más allá del tiempo y del espacio, mas allá del "Loto del límite", hasta la Presencia Divina. Las tres dimensiones de este viaje - dimensión horizontal cuando el Profeta fue llevado del templo de la Ka'ba en la Meca al templo de Jerusalén, dimensión vertical ascendente desde este templo hasta la Presencia Divina y finalmente dimensión vertical descendente de retorno al mundo terrestre - recuerdan las tres actitudes de la plegaria ritual evocadas anteriormente y que son las de qyam (estación erguida o de pié), del rukù (inclinación horizontal) y sujud (prosternación) . Esta analogía simbólica nos es tan fácilmente sugerida que, según un hadith, "la plegaria es la ascensión cósmica del creyente" (mi'raj), o también que ella es "una conversación íntima (munajat) entre el servidor y su Señor". Es necesario notar que cuando el orante efectúa la secuencia del tashahhud u oración canónica situada al fin de dos ciclos completos en el interior de la plegaria y que literalmente significa "hacer presente a sí", reproduce los términos mismos de la conversación que tuvo lugar cuando el Profeta entró, en el curso del mi´raj, dentro de la Presencia Divina.

En el curso de este viaje nocturno, la tradición relata que el Profeta Mahoma fué despertado por el Arcángel Gabriel, que le proporcionó una montura celeste con el fin de regresar al templo de Jerusalén, en el cual reencontró a todos los profetas anteriores ( Abraham, Moisés, David, Jesús, etc...) al que saludó y luego oraron todos juntos en el templo. En el curso de la ascensión hacia el "Loto del límite", atravesó los diferentes niveles celestes, donde vio de nuevo, uno a uno, a todos los profetas. El vínculo entre el templo de la Meca y el templo de Jerusalén se inscribe dentro de la continuidad de la revelación profética y esboza los contornos de una historia sagrada en el curso de la cual el islam se encuentra en relación con las tradiciones anteriores. La dimensión vertical de esta ascensión sobrepasa por sí misma el marco histórico y desvela la naturaleza espiritual de cada profeta y de su enseñanza.

Plegaria de Dios y plegaria del hombre

La analogía entre los diferentes movimientos de la plegaria y los del viaje nocturno, nos aclara la manera que tiene la plegaria ritual de inscribirse en un tiempo histórico que ella sacraliza abriéndola a una dimensión cósmica según la cual debe operarse "la entrada" en la presencia divina. Sin embargo, a propósito de esta analogía, el sentido de los movimientos de la plegaria ritual es de hecho el inverso del de las etapas de la ascensión nocturna. Así, para el orante, el movimiento "ascendente" es aquel en el que se prosterna, pues es en este estado que, según el hadith "él está más cerca de su Señor". Sería, pues, más exacto hablar de una analogía inversa y es precisamente ésta que Ibn ´Arabi establece entre la plegaria del hombre y la plegaria de Dios, la cual da nacimiento, dentro de un movimiento descendente, a la creación y, después, en el curso de un movimiento ascendente, a la epifanía de los diferentes grados espirituales hasta los arquetipos divinos, y en un movimiento horizontal, a los diferentes planos de mediación, de horizontes o cielos.

Tener consciencia de esta relación entre la plegaria de Dios y la plegaria del hombre, es comprender el lazo existente entre el poder creador de Dios y la participación del hombre, imagen de Dios, en el proceso mismo de la creación. Las diferentes secuencias de la plegaria ritual son entonces figuras simbólicas de la reabsorción progresiva de todos los seres en su fuente original. Según los sufis, éste proceso de creación no es solamente temporal sino que se renueva a cada instante. La identidad en el tiempo de los seres que percibimos no es nada mas que una ilusión. "La maravilla de las maravillas , escribe Ibn´Arabi, es que el hombre esta en una continua transformación , y por lo tanto no tenemos consciencia de ella en razón de lo extremadamente ténue del velo y de la similitud de las formas que se suceden".

Como lo ha dicho el Altísimo :

Cualquier cosa similar os será dada
(Corán, II,25)

Si la plegaria ritual es un símbolo del proceso de la creación y de su reabsorción en Dios, cada instante del ser no es otra cosa que una forma de plegaria.

La tradición del templo

En el Islam los gnósticos (al-arifin) son aquellos que, habiendo conseguido encontrar en ellos ese estado original, paradisíaco, del conocimiento divino, no por eso dejan de observar el culto ritual aunque su relación con él sea diferente de la del común de los creyentes. Su plegaria , a la manera de la del Profeta, es una expresión de gratitud hacia Dios, que les ha permitido reencontrar el conocimiento y la libertad con las cuales han escogido expresar, dentro del mismo ritual, su dependencia ontológica para con el Principio divino. Para el islam, Adán fue el primer profeta e iniciador dentro de esta vía permitiendo reintegrar su naturaleza primordial. Abraham fue otro y es en su nombre que fué realizada la reconstitución ( después del diluvio) del templo de la Ka´ba:

"Y cuando instalamos para Abraham el lugar de la Casa (la Ka'ba) con esto: No asocies nada conmigo, purifica Mi casa para aquellos que rezan de pie y aquellos que se inclinan y prosternan"
(Corán XXII, 26)

Encontramos en estos versículos la indicación de los principales movimientos rituales de la plegaria.

Abraham está considerado también como un representante de la tradición primordial (la del monoteísmo puro, de los hunafa ) que el Corán identifica por igual a la fitrah o naturaleza primordial, según la cual los hombres han sido creados ( XXX,30). Todos los ritos que se establecerán alrededor de la Ka´ba. los de la plegaria o del peregrinaje, tienen justamente como primer fin despertar en el hombre esta positividad innata que se esfumó, así como su capacidad de maravillarse frente al milagro cotidiano de la existencia.

Respondiendo a los que pedían prodigios al Profeta Muhammad, el Corán dice:

¿Es que no se fijan en la manera en la que han sido creados los camellos, la manera en que han sido elevados los cielos, la manera en la que se han erigido las montañas, la manera en la que ha sido extendida la tierra?
(Corán LXXXVIII, 17-20)

Esta concepción de la religión como conformidad esencial a la naturaleza de las cosas, está quizás en el origen de la tradición dónde esta dicho que la tierra entera es pura y que se puede celebrar la plegaria ritual en no importa qué lugar de la naturaleza, el mundo convirtiéndose así, para el orante, en un templo cósmico.

El Corán señala que por sí sólo Abraham era una comunidad. Así, en el islam, la celebración de todos los ritos puede ser hecha por un hombre sólo que se convierte entonces en una comunidad en potencia. La comunidad misma (ummá) se define esencialmente por la orientación de todos los hombres hacia un mismo centro, el templo de la Ka´ba llamado la "casa de Dios", representación simbólica del principio divino. Los lazos que nacen entre los hombres son, o deberían ser, antes que nada, el fruto de esta orientación interior.

La Iniciación

Respecto al plan de la realización espiritual, los diferentes movimientos de la plegaria describen el pasaje gradual del estado de una consciencia egocéntrica (nafs), representada por la posición de pie, a su desaparición progresiva y, finalmente, a su aniquilación, simbolizada por la actitud de la prosternación. Bajo esta perspectiva, un conocimiento teórico del simbolismo de la plegaria está lejos de ser suficiente. La iniciación implica un proceso de transformación que pasa, más allá de una concepción teórica, por la participación efectiva del cuerpo en una experiencia vivida. Las actitudes espirituales del cuerpo contienen potencialmente las realizaciones espirituales correspondientes a cada una de ellas. Incumbe sin embargo al practicante la tarea de hacer esta realización efectiva por una "presencia de espíritu" continua en cada gesto y palabra de la plegaria. Es por eso que, por una parte, la plegaria está "orientada" (la orientación exterior hacia el templo es un soporte para la orientación interior hacia Dios) y que, por otra, el tiempo de la plegaria es sagrado, el orante no puede interrumpirla ni dejarse distraer, ni siquiera por una simple mirada, con el entorno. Varios hadiths insisten sobre la necesidad de esta presencia espiritual del orante: "Numerosos son los que pasan las veladas en oración para no recoger más que fatiga", dice uno de ellos.

Esta participación del cuerpo como soporte simbólico , la reencontramos en el rito de las abluciones que precede a la plegaria. El soporte corporal es allí todavía fundamental porque la renovación de las abluciones está prescrita en relación a nuestro ritmo biológico. Partiendo de este soporte, el rito de las abluciones reviste entonces la significación vivida de un cambio de estado, de una regeneración espiritual, el agua como símbolo de la vida. Pero, ¿el agua natural no es el símbolo sensible del agua invisible (ma l-ghayb), agua espiritual por la cual se opera la verdadera purificación interior ?.

Describiendo la significación espiritual de la prosternación, el sheykh al-Alawi escribe: "Antes de la prosternación el gnóstico se mantiene de pie en la posición de la existencia, pero después de su prosternación desaparece, borrado en si mismo y eterno en su Señor."

Dando luego la indicación de un grado todavía mas elevado, simbolizado por la segunda prosternación que viene, en la plegaria ritual, inmediatamente después de la primera, el añade: "Cuando el orante llega al grado de prosternación, aniquilado con respecto a la existencia, se prosterna una segunda vez a fin de aniquilar su primera aniquilación. Esta segunda prosternación es entonces un enderezamiento...". La realización completa es entonces la de la actitud sentada que sigue el cumplimiento de las dos prosternaciones precedentes, posición intermediaria donde el gnóstico reestablece el contacto con el mundo de los hombres todo y estando interiormente "ahogado" en la contemplación de la realidad divina.

Algunas modalidades de la oración ritual

La oración ritual (salat) constituye uno de los cinco pilares de la tradición islámica y comporta una participación cotidiana del cuerpo y del alma. Los sufis cumplen este ritual como todo musulmán y ven una evocación de la presencia divina, del mismo modo que en las sesiones de Dhikr. He aquí las principales modalidades que tienen por fin el cumplimiento de este oficio:

· Hay cinco plegarias que cumplir cada día: al alba (salat al-subh), al mediodía (salat al-zurh), a media tarde (salat al-‘asr), al ponerse el sol (salat al-maghrib) y durante la noche (salat al-‘ishâ). Los horarios de estas diferentes plegarias se establecen a partir de la posición real del sol, estando en función del lugar en el que se encuentra y del periodo del año considerado. Por ejemplo, la oración del crepúsculo se efectuará en Francia a partir de las 17 horas en diciembre y hacia las 21 horas 30 en el mes de Junio.

Las condiciones de vida actuales no siempre permiten respetar los horarios preestablecidos y en particular los correspondientes a las oraciones de la mitad del día y de la tarde. Por ello se tolera reagrupar las que no se han podido efectuar a tiempo, por ejemplo, al finalizar la jornada.

— Las abluciones con agua preceden los oficios; se trata de humidificar con ella diferentes partes del cuerpo (manos, boca, naríz, cara, antabrazos, cabeza, orejas, pies) expresando la intención (niya) de cumplir estos gestos unicamente por Dios. Si no se está cerca de un punto de agua, se permite entonces efectuar estos mismos gestos con las manos después de haberlas frotado con una materia mineral (arena, piedra o guijarro no trabajados por el hombre). Las abluciones se renuevan después de un periodo de sueño o después de una estancia en el retrete. Después de un acto sexual se efectuan grandes abluciones, en el curso de las cuales se humedece la totalidad del cuerpo.

— Inmediatamente antes de cada oración se recita una llamada (adhân). El orante debe ejecutar su plegaria sobre una superficie propia (alfombra, estera, etc…) dirigiéndose hacia el templo de la Ka'aba situado en la Meca. En Francia esta orientación corresponde a la dirección sud-este (en España por estar más al sur que Francia, la orientación coincide practicamente con el Este).

— En el curso de la oración, se salmodian varios versículos coránicos en voz alta (subh, maghrib e ishâ) y en voz baja (zuhr, asr) y en particular la fatiha, la primera sura del Corán.

— Cada oración comporta un cierto número de ciclos: 4 para zuhr, asr e ishâ, 3 para maghrib y 2 para subh. Un ciclo comprende principalmente tres posiciones sucesivas, la posición de pie erguida (qyam), la inclinación (rukû) y la prosternación (sujûd), seguida ella misma de una segunda prosternación.

— La plegaria se termina por una salutación efectuada en posición sentada sobre los talones, después de la recitación en voz baja del tashahud (fórmulas recitadas por el profeta del islam cuando alcanzó el punto álgido de su viaje nocturno).

Faouzi Skali es antropólogo y director del Festival (anual) de Fez de Músicas tradicionales del Mundo. Es autor de La vía sufí , Huellas de luz y la Faz de los corazones (en Albin Michel). También de la traducción del árabe al francés del libro Futuwwah de Al-Sulami (traducido al castellano por la editorial Paidós), al que añade una espléndida introducción en la que se destaca igualmente la importante labor providencial de René Guénon no sólo con respecto a las formas iniciáticas occidentales, sino también orientales como el sufismo, al que estaba integrado en la rama Shadiliya. Junto a Eva de Vitray Meyerovich ha consignado a Jesús en la tradición sufí. Igualmente, es miembro activo de la Tariqa Qadiriya del clan Butchichiya del este de Marruecos con sede en Madagh.
Traducción del francés de Manuel Shuhud.

EXTRACTO: EL TRATADO DE LAS LUCES. IBN ARABI.






Conoce, generoso hermano, que los caminos son múltiples y los caminos del Real [al-Haqq, uno de los Nombres de Allah], singulares y los viajeros por el camino del Real únicos. Aunque el sendero del Real sea uno, tiene aspectos diferentes de acuerdo a las circunstancias de quienes lo siguen, es decir, según la moderación de sus temperamentos o su aberración, la intensidad de la constancia de sus motivaciones, la fuerza de su espiritualidad o bien su debilidad, la rectitud o declinación de su voluntad, lo correcto o incorrecto de sus pasos. Entre ellos los encontrarás que integran todos los aspectos o bien cuentan con sólo algunos, y así hallarás quien posee una notable espiritualidad pero que no le acompaña el temperamento adecuado y así el resto.

Te es imprescindible saber lo que el Real desea de ti (...) para que tomes la iniciativa sin demora ni fatiga.

EL MAESTRO QUE NADIE ADVIRTIÓ

¿Quién es el Sheikh Hassan Dyck?

Entrevistas - 19/03/2010 7:24 - Autor: Cicco - Fuente: hipercritico.com


Vino AC/DC. Vinieron los muchachos de Coldplay. Vino Julio Iglesias y vinieron las estrellas del reggaeton. Toda esa gente vino a la Argentina y fue sensación. Los medios le dieron espacios abismales y los recibieron con bombos y platillos. Sin embargo, estuvo de gira por la Argentina y Chile hasta hace poco, un hombre de barba blanca y turbante, un señor solitario, en apariencia frágil, y que va por todo el mundo tocando su cello y contando historias. Si no fuera porque alguien te lo recomendó, o tenés curiosidad por Oriente, o no sentís prejuicio alguno y aún creés que, detrás de un turbante y una barba, se puede esconder un maestro, entonces, quizás te enteraste quién es el Sheik Hassan Dyck. Porque, si fuera por los medios, salvo excepciones, este hombre hubiese atravesado nuestro país como un sueño.

Sheikh: así llaman a sus maestros los sufis, el camino místico del Islam que entiende que todo parte y concluye en Dios. Se dice que el sufismo concentra la esencia de todas las religiones. Defienden a Muhammad. Pero también a Jesús y a los patriarcas del Antiguo Testamento. Los sufis cultivan el buen carácter, se inclinan por el amor incondicional y consideran la música, como el mejor trampolín para acercarse a Dios. Hassan Dick, seguidor del gran Sheik Mawlana Nazim Al Haqqani, a quien llaman en Europa “el mago de la música” es una prueba viviente de cómo se puede ser humilde, se puede ser agudo, se puede ser un gran artista y, además, se puede ser un maestro sufi. “Él quizás está en este mismo cuarto”, dicen los que lo conocen, “y es tan sencillo que nunca notarías su presencia. Sólo abre la boca si tiene algo importante para aportar, si no, prefiere callar”.

Si escuchás por primera vez su música, lo más probable es que sientas cierta incomodidad. No es música de cuna. No es música de Coldplay. No es música para bailar en el boliche. El Sheik culmina sus shows con mantras y palabras sagradas en árabe, y, si te quedás afuera, si no cantás con él, lo más probable es que te parezca una locura absoluta. Pero, si dejás tu oído de radio FM a un lado, si cantás, tal vez encuentres que su música te lleve adonde él quiere. Y creeme: si eso sucede, vas a amar a este hombre.

Con un pie en el aeropuerto de Ezeiza, el Sheik contestó siete preguntas. Se tomó su tiempo, respiró hondo y expuso por qué el Islam, más que una amenaza, puede ser el mejor camino para acercarse a Dios.

–¿A qué edad se hizo sufi?

-Entré al sufismo el día que nací, porque como dijo el Profeta Muhammad todo ser humano nace musulmán, que quiere decir, alguien completamente rendido a la voluntad de su Señor. Y nuestro camino se trata de rendirnos a la voluntad de nuestro Señor, dejar nuestro ego y rendirnos. Luego, al tiempo de nacer, quizás se te educa de una forma distinta, por ejemplo, en mi caso yo he sido educado como cristiano, y tomé este camino, por decirlo así, a los 29 años. Y cambió mucho, cambió mucho, podría decir que fue como la noche y el día, primero viene la noche y luego el día, primero la oscuridad y luego la luz.

-Cuéntenos, ¿por qué el Islam tiene tanta mala imagen en Occidente?

-La mala imagen del Islam tiene que ver por un lado con cuestiones políticas. Cuestiones políticas y poderes negativos, de gente muy codiciosa que quiere meterse todo el mundo material en sus bolsillos. Y el Islam es el único poder en este mundo que ellos ven como una amenaza. Solo el Islam puede salvar al mundo de la completa destrucción de estos tiempos. Decimos, por ejemplo, que tomar solo una regla del Islam puede salvar al mundo. Por ejemplo, eliminar los intereses. Imagínense, los intereses hoy están empobreciendo a la gente, endeudando a los países. Si eliminas los intereses mucha más gente estaría feliz y en paz, y salvarías a cien mil personas que cada día mueren de hambre. Esto es un asesinato.

Y, por otro lado, esta mala imagen del Islam, tiene que ver con errores dentro de la comunidad musulmana, especialmente de cierta gente extremista, que han sido mayormente educados en la doctrina wahhabi. Es una doctrina que solo tiene doscientos cincuenta años, originada en un hombre llamado Abdul Wahhab, que vino a intentar negar o modificar lo que venían sosteniendo los eruditos musulmanes por dos mil quinientos años. Esta gente extremista, quisieron inventar algo nuevo y negaron el sufismo. Y el sufismo busca cambiar el carácter del ser humano. Y el Profeta vino por esta razón, para cambiar el carácter del ser humano. Y esta gente niega a los santos, a los maestros. Por esta razón han perdido el buen comportamiento, y se han volcado al fundamentalismo, al fanatismo, y cometen atentados suicidas, que es algo absolutamente prohibido. En el Islam está prohibido inclusive matar sin razón a una hormiga. Pero ellos manipulan las sagradas escrituras para tomar lo que ellos quieren.

-¿Le parece bien que el presidente Obama haya recibido el Nobel de la paz?

Me sorprendió mucho, porque parece una ironía. Porque no existe un país en la historia que haya llevado adelante tantas guerras como ese país. Y él es el presidente de ese país, por eso digo ¡es un chiste! Podríamos decir, bueno, él intentó llevar adelante ciertos diálogos, pero ¿Dónde están los resultados? ¿Alguien ha visto los resultados?

-Para alguien que no sabe qué es ser sufi, ¿en qué diría que se distingue de otros caminos espirituales?

-La diferencia es la misma que hay entre un auto bueno y un auto lento. O la diferencia que hay entre un cohete y un burro. Porque el sufismo es la esencia de todo camino esotérico. El sufismo no es algo nuevo. Un santo dijo: la semilla del sufismo fue sembrada en el tiempo de Adán, el florecimiento del sufismo fue en el tiempo de Jesús, la paz sea con él, y los frutos del sufismo fueron tomados en el tiempo del Profeta Muhhamad, la paz sea con él. Siempre hubo sufismo, porque el sufismo es el camino del ser humano para encontrar a su Señor. Uno viene de su Señor, aparece en este mundo, vive su vida, corta vida, y retorna a su Señor. Su alma vuelve a los Océanos de misericordia de su Señor. El sufismo trabaja en la Unión de estas realidades, en la conexión con los cielos, conexión con Dios. Y esto se logra a través del buen carácter, respetando a todos, siendo amable con todos, ser paciente para cargar las malas características de los demás, rezar a tu Señor, incrementar tu fe, porque cuanto más fuerza espiritual tengas, mejor te vas a comportar con la gente. Y el sufismo es perfecto. A todos los caminos podés encontrarlos en el sufismo. No hay camino espiritual que no esté contenido en el sufismo.

-¿Es posible amar a los enemigos?

-Por supuesto. Es lo que han hecho los profetas. Los ciento veinticuatro mil profetas que Dios ha enviado como mensajeros para mostrar su camino hacia Él han hecho esto.

Es difícil para la gente común, pero los profetas lo mostraron. Jesús, la paz sea con él, dijo: si alguien te pega, muéstrale la otra mejilla. Así fue en el tiempo de Jesús y también en la primera época del profeta Muhammad, la paz sea con él.

Luego el Profeta Muhammad recibió la orden divina de defenderse a sí mismo.

Si una víbora te ataca podés matarla, o si viene un loco y amenaza a tu familia debés defenderte. Así es en el Islam. Pero, al mismo tiempo, en el sufismo decimos que, verdaderamente, no hay enemigos afuera de uno. Por lo tanto, en ese caso la pregunta pierde sentido. Por eso los Profetas tenían ese inmenso corazón, porque comprendieron que no tenían enemigos, que es una ilusión creer que el enemigo está afuera de uno. No hay enemigos afuera de uno, es una ilusión. Una ilusión que Satán, el demonio, planta en tu corazón.

Tenemos cuatro enemigos y están todos en nuestro interior. El primero de esos cuatro enemigos es el demonio, que todos tenemos dentro, y es el que te hace creer que tenés enemigos afuera. Te alimenta con ilusiones y pensamientos equivocados.

Segundo, tu ego, que te hace correr detrás de sus deseos, que quiere todo, y se vuelve un mounstro, porque es envidioso, codicioso, iracundo, orgulloso y además es un tirano.

Causa problemas en uno mismo y en los demás. Así es el ego sin control. Un gran enemigo. El mayor enemigo.

El tercer enemigo es el amor excesivo por este mundo, el amor excesivo por lo material, lo que lleva a tu ego a querer tenerlo todo. Ese es otro enemigo.

Y, finalmente, tus inagotables deseos, de la mañana a la noche tenemos una fuente inagotable de deseos y más deseos. Este es otro enemigo.

Porque, finalmente, debes dejar tus deseos por el deseo de tu Señor. Esos son los cuatro enemigos que tienes. Otro enemigo no tienes. Y, si vemos algo malo en alguien no decimos: esa es una mala persona. Decimos: él está ahora cargando una maldad. Pero, de un momento a otro, quizás Allah lo cambie, lo haga mejor. Pero no decimos esa persona es mala.

-¿Por qué se hizo músico?

-No me siento un músico. O sea, toco música, aprendí música, mi madre era cantante de ópera y yo estudié música y fue mi profesión por algún tiempo. Pero yo no me siento un músico, sino que nosotros utilizamos la música como un medio, un medio para experimentar realidades espirituales. Ese es el mensaje de nuestra música. Experimentar nuestra espiritualidad.

Por ejemplo nosotros llamamos a nuestros encuentros conciertos, porque es la palabra más conocida para la gente. Pero en tiempos antiguos estos encuentros eran llamados Samá. Este era el nombre que usaba el gran santo y poeta Jalaludin Rumi para sus sesiones de música. Samá significa “el que escucha” y nuestros encuentros son encuentros para escuchar. Antes que todo está la escucha. El origen de la palabra Samá está en uno de los 99 preciosos nombres de Allah, el Creador. Uno de esos 99 nombres es Sami, el que todo lo escucha. Y la condición para el Samá es que el intérprete debe conectar su corazón con la realidad espiritual de su maestro, con el corazón de su maestro. Y, a través de esa conexión, llega la inspiración de lo que es necesario para la audiencia. Es una conexión muy fuerte con la audiencia.

Es por ello que Rumi dijo: El que toca es el que escucha y el que escucha es el que toca.

Porque el maestro, a través de sus secretos espirituales, envía a cada corazón, a través del intérprete, lo que cada corazón necesita. Nuestro maestro se llama Muhammad Nazim al Haqqani, tiene 87 años y vive en Chipre. Por lo tanto todos escuchamos, somos todos oyentes. Y hay un mensaje, el mensaje es que cada uno despierte, despierte en esta vida. Como dijo el Profeta Muhammad, la paz sea con él: “muere antes de morir”.

-¿Cuál son las tres lecciones más importante que aprendió en su vida?

- Si estás despierto, consciente, todo es una lección. Por ello el Profeta Muhammad, la paz sea con él, dijo que aprender es una obligación. En el Islam tenemos una diferencia entre lo que es optativo, recomendable y lo que obligatorio. Cosas que debes hacer y cosas que podrías hacer, que son voluntarias. Y el dijo: Para el ser humano es obligatorio aprender desde el comienzo hasta el fin. Por ejemplo, un bebé aprende muchísimo. Todo el tiempo está aprendiendo. Luego, cuando crece, debe aprender concientemente, darse cuenta que cada cosa es un aprendizaje. Y, si mira con sabiduría, va a saber tomar el aprendizaje de cada situación. Y nuestro maestro dice: No debes mirar sin sabiduría nunca. Si miras algo sin conciencia te estás equivocando. Usa los ojos que Dios te dio con sabiduría, Usa los oídos que Dios te dio con sabiduría, usa la lengua que Dios te dio con sabiduría, para cosas buenas, no para cosas malas. Usa el corazón que Dios te dio con un buen propósito, usa la mente que Dios te dio para cosas buenas. Úsalas con sabidurías. Y vas a encontrar infinita sabiduría. Por eso, si debo hablar de situaciones no sabría por donde empezar. Este momento es una lección, cada momento es una lección, en todos lados.

LA MIRADA DE UN SUFI A TRAVÉS DE LA MÚSICA



"Hay una música, dicen, en el mundo invisible. Se podría decir música universal, o música angelical, la que sólo escuchan los de corazón puro"
Autor: Mariana Guzzante
Fuente: Diario Los Andes


Sheikh Hassan Dyck mira el mundo a través de la sabiduría sufí, del Islam y también de una ventana a la belleza de Allah: la música.

Está en viaje y, en una pausa de silencio, de pronto asoma por nuestra ciudad con su larga barba blanca, su chilaba y su cello, para brindarnos uno de aquellos conciertos que expanden el rumor de sus nombres : ‘el Mago de la Música’, el ‘Buen Sirviente’.

Más allá, está su camino: alemán de nacimiento, musulmán por elección, cellista por aprendizaje, no hay horizonte más abierto que el de su rastro hindú y su flamante carrera musical europea. Aunque no es el inmenso repertorio que la nutre lo más interesante del Sheikh sino su experiencia esencial.

Entonces... ¿cuál es su concepción de la música? “Escuchar”, desliza en principio. Y expande: “Hay una música, dicen, en el mundo invisible. Se podría decir música universal, o música angelical. Pero sólo algunos pueden escucharla, los que tengan el corazón completamente puro, como un maestro. Un santo".

"Tratamos de escuchar la inspiración no sólo con este oído sino con el oído interno. El estilo de la música es secundario. Es más importante que el que toca y el que escucha alcancen durante el concierto este tipo de concentración, donde todos están escuchando. Rumi dijo: "el que toca es el que escucha y el que escucha es el que toca”.

Así lo entiende el alemán que alguna vez fue cómico de cabaret. Un iniciado que ha sabido celebrar al humor como “uno de los más bellos atributos de Dios”.

Y nos abisma en la sintonía cósmica y el enlace compartido: “las piezas musicales parten de una nota base, como es en la música de escalas. En India son Ragas, en Irán Dasca, en Medio Oriente se dice Maqam. Para una pieza musical usamos una escala y cada nota refiere a la nota base.

Si conocemos algo de esto podemos usarlo para crear estados de ánimo, los cuales son útiles para ubicar a todo el público en un estado espiritual determinado. Y así el que escucha quizás esté abierto a manifestaciones divinas. De modo que la actividad es absolutamente mutua... El que toca y el que escucha no saben lo que viene, hay mucha improvisación, y todos comparten- si el resultado es bueno – una buena experiencia.

Luego, en la segunda parte de nuestro concierto, cantamos junto con la audiencia mantras y palabras divinas. Estas palabras tienen un efecto especial sumándose a la música, una vibración especial, un sonido especial, y lo cantamos en una frecuencia especial también. Es bueno para abrir y para alcanzar estados internos”.

¿Cuál es la situación ideal para esta sintonía?

La concentración. Que la gente esté concentrada, meditando sobre sí, y tengan un anhelo por el alimento para los corazones. Acorde a este anhelo, el concierto acontecerá. El que toca es sólo un medio.

Él está sostenido por su maestro, y todo lo que la audiencia pida en su corazón, eso vendrá del que toca, exactamente. Tanto como la audiencia pida, sale. Ésa es la situación ideal. Deberían estar hambrientos, no comer... -bueno, se puede comer algo (risas)-, pero estar espiritualmente hambrientos.

Cuanto más pidan, más vendrá. Entonces debemos velar por nuestro estado. Es importante para el que toca el conectar con su maestro, y tanto como sea posible, mantener a su ego a un lado. En nuestro caso, el maestro se llama Sheikh Muhammad Nazim al Haqqani, quien vive en Chipre. Si él envía, nosotros recibimos. En síntesis, la situación ideal es confiar en las inspiraciones...

¿Qué revelaciones musicales y espirituales han marcado tu camino como artista?

Lo que más me ha marcado como músico fue un viaje a India, a los 21 años. Fui allí para enseñar música occidental, pero resultó que ellos me enseñaron música oriental. Tienen un concepto completamente distinto de la música y de cómo ejecutarla.

Es idéntico a lo expresado en el Islam y el Sufismo. Creemos que venimos de los Océanos Eternos de Creador, donde fuimos creados. Estábamos allí, todas las almas. Luego aparecemos en este mundo, vivimos una vida y al final, volvemos a los Invisibles Océanos de Allah. Todo en la creación es así. Viene de lo Divino y vuelve a El. Estamos aquí para mostrar la Belleza y los atributos Divinos de Allah. Esa es la razón, mostrar la belleza de Dios.

Esto fue para mí muy importante, y esta experiencia influenció nuestra música.

¿En qué consiste el concierto que te trae a Argentina, “La Caravana del amor. Música y cuentos de la Mística Sufí”?

“La Caravana del Amor”... es la caravana del amor. Indica, como dijo el Profeta Muhammad (la paz sea con él), que nuestra vida en esta tierra es un viaje. O menos que un viaje. Nuestras almas están viajando, aún antes de llegar a este mundo y después de este mundo. El profeta (sws) dijo que esta vida es un descanso... Es corto, muy corto. En la caravana del amor decimos que tú no deberías viajar solo.

Hay un dicho en árabe: “los amigos están antes que el viaje”. Si tienes que elegir entre con quién vas y por dónde vas, es más importante elegir con quién que por dónde. En otras palabras, si tienes un camino corto y uno largo, y en el largo tienes buena compañía, elegís el largo en lugar del corto. Porque el camino no está exento de peligros. También hay un líder en la caravana, que resulta ser el Sheikh. Y el viaje significa que finalmente quieres llegar al rey.

Estamos tratando de encontrar el amor, ésa es nuestra intención. A veces es difícil, hay pruebas, a veces es fácil. Finalmente no es el ser humano el que decide, sino Dios. Está escrito en el Sagrado Corán: “Él los ama y ellos lo aman a Él”. Primero Dios Te Ama, y a través de ese amor, ellos son capaces de amar. Eso es lo que tratamos de hacer, la caravana está abierta, todos pueden sumarse a ella. Para no viajar solo, sino en buena compañía.

Definitivamente hay motivos para entrar a “La Caravana del Amor” (Muhabbat Caravan) y seguir su ruta de conciertos y conferencias por Sudamérica desde hoy hasta el 24 de febrero. Y hay, pues, un público que se hermana con su mantra.